martes, 16 de noviembre de 2010

Cultura y Globalización


 



       La cultura es considerada como la vida misma, un complejo de ideas y productos materiales de un grupo de personas. Tiene que ver mucho con la manera de vida de las personas, es decir, cómo dan sentido a esta vida, cómo la valoran o cómo la detestan. Abarca nuestras ideas, sueños,  la forma de ver el mundo, lo que pensamos de nosotros mismos, nuestras tradiciones, valores y normas, sin contar las características que hacen vida a un pueblo y al individuo pertenecientes en ella.
En los últimos años hay mucho interés por definir la cultura. El concepto se ha vuelto algo tan importante para nuestras vidas cotidianas y para las relaciones nacionales e internacionales que la gente quiere una definición, pero si restringimos demasiado la definición pierde la cultura precisamente eso que tiene de entrañable, que es un poco la sabiduría y el misterio que la rodea.
Uno puede dividir de muy distintas maneras la cultura que tiene una civilización o una nación, y siempre hay una cultura que se enfoca más hacia los cánones históricos, por ejemplo en la pintura o en la escultura, pero hay también otro tipo de cultura que se enfoca más a las vivencias cotidianas de la gente. Por todo esto, el proceso cultural es complejo, en él se combinan la globalización y la integración local y regional de los mercados, la homogeneización y heterogeneidad culturales.
Dice Edgar Morin ,"cuando se trata de arte, música, folklor, literatura, pensamiento, la mundialización cultural no es homogeneizadora. Se constituye de grandes oleadas transculturales, que favorecen la expresión de las originalidades nacionales en su seno. Mestizajes, hibridaciones, personalidades cosmopolitas o biculturales (Rushdie, Arjun Appadura) enriquecen sin cesar esa vida transcultural. Así, para lo peor a veces, pero a menudo también para lo mejor, y esto sin perderse, las culturas del mundo entero se interfecundan, sin saber todavía que engendran hijos planetarios". (1)
Los cambios que están ocurriendo desde mediados de este siglo, especialmente desde los años sesenta, pueden condenarse en la diferencia entre internacionalización y globalización. La internacionalización de las economías y las culturas, desarrollada a lo largo de la era moderna, consistió en abrir las fronteras geográficas de cada sociedad para incorporar bienes y mensajes de otras. En un período de globalización, se produce una interacción funcional de actividades económicas y culturales dispersas, generadas por un sistema con muchos centros, en el que son más decisivas la velocidad para recorrer el mundo y las estrategias para seducir a los públicos que la inercia de las tradiciones históricas locales.
La globalización, es un vehículo que lleva lo que hay y evidentemente lo que hay son las imágenes sobre todo de las industrias culturales de los países desarrollados, y las comunicaciones llevan lo que hay, pero también pueden llevar las imágenes que nosotros creamos en nuestro país o en localidades, o en los municipios o en los grupos étnicos. De lo que se trata es de promover que estas otras imágenes, estos otros pensamientos, estas otras expresiones culturales, tengan cabida en este proceso globalizador que, así como integra también segrega y estratifica, ya que estamos lejos de la uniformidad cultural por las diferencias económicas y sociales de los países y dentro de ellos de los sectores sociales, ya que no todos los ciudadanos de una nación tienen la misma oportunidad de tener acceso a los medios de comunicación mas avanzados.
Actualmente el mundo está cada vez más globalizado. Se acusa de que la globalización nos hace perder la identidad como población, sin embargo muchas veces ha conseguido sacar partido a este proceso para mejorar su nivel de vida sin perder su base cultural. Es por esto que globalización cultural puede ser enriquecedora siempre y cuando no sea impuesta y no degrade otras culturas por ser distintas a las propias o no entenderlas. Todos podemos aprender de otras culturas y tomar aspectos de ellas para aplicarlos en algunas cosas de nuestra vida, sin dejar a un lado quien somos y nuestra cultura.
En la era de la cibercultura se deben analizar con detenimiento el impacto de los mercados mundiales sobre la creatividad, el desarrollo de las industrias culturales, la función del patrimonio cultural, los derechos de los creadores sobre su obra y el derecho de las comunidades a expresar y gozar la cultura. La manera en que se  utiliza la cultura ahora en los medios de comunicación se refiere en parte a las artes, a las artes visuales, a las artes escénicas, pero también hay una parte de cultura, la que se refiere a la gente, que tiene que ver con la convivencia y es la que preocupa actualmente. Que tiene que ver con temas como la identidad, el reconocimiento y la posibilidad de vivir una vida digna, plena de significado.
Ha sido un siglo contradictorio y eso es parte de su fascinación. La modernidad tuvo su mayor proceso de expansión y también sus experiencias, limites, sus catástrofes, su necesidad de reformularse radicalmente. Es el siglo de movimientos culturales de una creatividad tan esplendida como el dadaísmo, el constructivismo, el surrealismo, las vanguardias de los años sesenta, y en la política hubo mayor capacidad de indignación y solidaridad que en siglos anteriores.
Quizás una de las características de este siglo ha sido buscar una nueva tensión entre memoria e innovación, aunque es curioso que acabemos el siglo en una especie de presente perfecto o en una exaltación de lo que se cree que es el siglo superior.

Referencias Bibliográficas
Blanco, F. (2001). Cultura y Globalización. Universidad de Colima: México
 
(1)  Morín, E., ¿Sociedad mundo, o Imperio Mundo? Más allá  de la Globalización y el desarrollo 



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